Tardes de Cine

Posted by  Tarride | Posted on 9:34 p.m.

H se sentía un poco incómodo mientras esperaba en la puerta de salida de la sala de cine. Hacía tiempo que no veía un película así, en la sala oscura con olor extraño, con el ruido de las otras personas en un ciclo sordo y soporífero, con la butaca alta que molesta un poco en el cuello, los poza vasos demasiado grandes y las enormes cubetas de palomitas de maíz, y claro, una amiga que le gustara lo suficiente como para que cada cierto rato se sintiera obligado a mirar hacia el lado el brillo de las imágenes de la pantalla en sus ojos, un breve momento fugaz que se interrumpía en el instante en que se daba cuenta que debía mirar hacia adelante.
Caminó unos pasos hacia las carteleras para dejar a la gente pasar y leer los créditos de la última película de alguien que realmente no le interesaba. El peso de la enorme bufanda en su cuello, y el pequeño bolso en su mano izquierda, le ponían nervioso, quería preguntar y hacer tantas cosas, pero no había apuro, por lo menos suponía que no lo había.
La puerta del baño se abrió y la vió salir, se veía bien, tan bonita como siempre y le sonrió en un momento casi perfecto que se quebró sólo porque en ese mismo instante, casi fuera de cuadro, percibió hacia el borde izquierdo y desenfocada la silueta de Biperideno entrando en escena por un pasillo lateral, desde otra sala, desde otra historia y película, acompañado también por una mujer, conversando, abrazados y riendo.
H se hizo a un lado y arrastró a su amiga unos pasos por el pasillo contrario mientras evitaba la mirada de Bipe que divagaba por las paredes comentando las películas por estrenar, coqueteando en plena y febril primavera con su acompañante.
H sintió algo parecido a un golpe en el estómago, más bien un tirón fuerte desde el interior mismo de las entrañas mientras veía a la pareja salir lentamente del cine y escuchaba sin mirar a su propia amiga comentar una serie de desafortunados percances que había vivido en su ida al baño.

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